con miradas de compasión,
con el alma vomitando.
adormecinedo su conciencia,
cerramos nuestra puerta,
y será hasta otro día.
¡Adiós! Lo sé. Sé perfectamente que esto es un adiós sin despedida. Sin escenas, sin abrazos, apenas un beso en la mejilla y un roce de manos. Un cruce de miradas y hasta mañana. Un hasta mañana que significa adiós. Después de tanto tiempo, ¿qué otra cosa podía esperar? ¿Acaso no es normal que quedemos mañana para ir al cine? Es lo que toca en este momento. Volver a los cines donde fuimos una vez y dijimos que teníamos que volver cuando cambiaran la cartelera. Y de esto hace ya más de un año. Por supuesto. Llevo tiempo queriendo ver esa película pero nunca encontraba el momento. Yo también, pero no encontraba con quien ir. A mí nunca me ha importado ir solo pero tú decías con desprecio que eso era demasiado triste, era tu paradigma del patetismo, tu representación del tocar fondo social ¡Pues me alegro si tú has sido capaz de encontrar compañero de butaca! Pero, si has encontrado alguien con quien beber vino de Oporto, por favor, no me lo digas. No son celos, lo hago por ti. Prefiero pensar que no coges a cualquier beodo aficionado con tal de no hacerlo sola. Eso no. ¿Es que no te he enseñado nada? Si no tienes nadie bueno para beber, bébelo tú sola. Sirve dos copas, siéntate en balcón de tu casa, ese que da a la calle del Tesoro y apura ambas con tragos cortos. Mañana a las ocho paso a buscarte. Y mañana existirá porque nuestro ayer yo lo he matado. Hoy por fin he escuchado tu invitación al concierto de un grupo que ni a ti ni a mí nos gustaba. Claro que voy, ya termino esto mañana. Pero ya no es ayer si no mañana. Ya no estás cerca de mí, no siento tu hálito húmedo hablando de tus pinceles. Háblame, habla sin parar, cuéntame lo que sólo tú sabes, lo que escondes al mundo. Desnúdate y bebamos. Perdamos el sentido juntos en cualquier rincón de mi habitación. Golpea la pared con rabia que no te preguntaré porque lo haces. Tómate otra copa conmigo y di algo inapropiado. Yo te sigo. Pero, no te vayas. No seas agradable, no me hagas sentir bien. No digas que te gusta lo último que he escrito. No hagas nada porque ya sé que te he perdido.