viernes, 12 de junio de 2009

La fiesta

Indignado. Estoy totalmente indignado con lo acontecido desde el domingo. Ya sé que estamos a jueves, pero cada año, las resacas electorales duran más y se digieren peor. Ni de lejos pasé una mala noche electoral. Hace tiempo que el escrutinio no me quita años de vida. Que me da igual. En su momento dejé de participar es las fiestas electorales y veo los toros desde la barrera. Lo analizo y lo critico como el espectáculo que es. De muy mal gusto, pero espectáculo al fin. Pero esta vez se han pasado, y mucho. No sé ni por donde empezar a disparar. Los periódicos llenan sus páginas con artículos de renombrados intelectuales criticando la campaña electoral. Sin embargo, a mí me ha parecido la más movida de los últimos tiempos. Los partidos políticos van descubriendo Internet y van perdiendo la poca vergüenza que les quedaba. Y eso me gusta. Tiene morbo y el morbo está bien. Por fin, han llevado el debate a lo personal. Con carnaza y tomate simulando sangre. Y luego tendrán valor de criticar a los tertulianos del corazón. Que si los trajes, que si la empresa de la niña, que si la moción de censura, que si la falta de liderazgo. ¿Y qué pinta en todo esto el contribuyente? Al fin y al cabo, lo bonito de la democracia es que los políticos tienen que convencernos para que les votemos. Somos sus jefes. Tendrían que hacernos un poco la pelota, unos detallitos, algún guiño o, por lo menos, que nos inviten a cenar. Nos quieren llevar a la cama sin emborracharnos primero, sin mentirnos sobre lo especiales que somos. A la mañana siguiente nos dicen que hemos estado a la altura, que hemos cumplido con nuestro deber cívico-sexual y todos esos lugares comunes del despertar en cama.
Pero, no solo los políticos son la causa de mi indignación sino el electorado. Estamos ante la peor crisis económica desde el crack de 29, el capitalismo se tambalea por culpa de unas prácticas de neoliberalismo feroz y los ricos son más ricos que nunca. Y va el obrero y vota a la derecha. ¡Increíble!
Puedo entender las victorias de la de los partidos democratacristianos de hace una década. La coyuntura económica alimentaba nuevos sueños: un piso de de 90 m2, un coche familiar, vacaciones en la playa... nuestra pequeño estado del bienestar. Y todo gracias a la política económica de un licenciado en derecho que se doctoró haciendo una tesis sobre su propia gestión (ironía). Es comprensible que la masa social votara a los conservadores: querían conservar lo que tenían. Pero hoy se ha demostrado que este sistema no funciona. Aquel espejismo ha desencadenado esta crisis. El modelo necesita algo más que un lavado de cara y, por favor, no demos más dinero a los bancos. ¡Manda huevos! Hasta hace nada pagábamos los lujos de los banqueros con nuestros créditos y nuestra hipotecas, y ahora los pagamos con nuestros impuestos. ¿Acaso ellos pensaban en alguien cunado se forraban a costa nuestra? ¿Acaso van a pensar en alguien cuando pase la tormenta? Además de putas ponemos la cama. Eso sí, cada fin de trimestre presentan unos balances que parecen poco afectados por la crisis. Pero todo esto es otro tema.
De vuelta a las elecciones europeas, la derecha ha ganado. Parece ser que a la gente le gusta lo que hay y quiere seguir así. Se lo han puesto en bandeja y no han querido. ¡Hasta Berlusconi, ese playboy mafioso, ha ganado estos comicios! La socialdemocracia no termina de consolidarse, el “socialismo” no convence y los ultraconservadores y los euro escépticos gana adeptos. ¡Que el mundo se pare que yo me bajo!
Por todo esto, puedo concluir que lo más bonito que vi el domingo fue un suizo llorando bajo la lluvia parisina.

1 comentario:

Adriana Bañares dijo...

Pedazo artículo, Nacho!
Yo también ando indignada, pero bueno... ains...
Por cierto, ¡gracias por cambiar el fondo! Qué bien se ve ahora ^^